El descubridor del déficit de atención confesó antes de morir que es un "Trastorno Ficticio".
En su última entrevista , siete
meses antes de su muerte por cáncer de próstata a la edad de 87 años, se
distanció de su indiscrección juvenil.
Un hombre alto y delgado, con
gafas y tirantes en 2009 abrió la puerta de su apartamento en la Plaza de
Harvard para un café. Según dijo nunca había pensado que su idea sería tan
popular. “El TDAH es un ejemplo de enfermedad inventada”, dijo Eisenberg. “La
predisposición genética para el TDAH está completamente sobrevalorada”.
La psiquiatría infantil debe
determinar más detalladamente las razones psicosociales que pueden conducir a
problemas de conducta, dijo Eisenberg. ¿Hay peleas con los padres, la madre y
el padre viven juntos, hay problemas en la familia? Estas preguntas son muy
importantes, pero lleva mucho tiempo responderlas, dijo Eisenberg, quien agregó
con un suspiro: “es más rápido prescribir una píldora”.
Tal como se deduce del texto,
Eisenberg murió en 2009, de modo que no se trata de una noticia de última hora.
A pesar de que se había jubilado en 1993, continuaba siendo profesor emérito de
la escuela de medicina de Harvard, y colaboraba con la edición de algunas
revistas de psicología y psiquiatría.
En 2007 publicó un artículo sobre el TDAH
titulado when “ADHD” was “the brain-damaged child”. En él relata cómo en los
años 40 y 50 del siglo XX, los niños con síntomas de TDAH eran calificados como
niños con disfunción cerebral, etiqueta que posteriormente se convirtió en la
de disfunción cerebral mínima.
El resto del artículo relata cómo el TDAH,
que era un trastorno poco frecuente se ha convertido en un problema que afecta
a casi el 8% de los niños de Estados Unidos, con el consiguiente aumento de las
prescripciones de fármacos estimulantes.
"En los años sesenta
apareció el protagonista de nuestra historia, Leon Eisenberg, quien volvió otra
vez hablar de la enfermedad, pero esta vez con otro nombre, "reacción
hipercinética de la infancia". Bajo dicho diagnóstico pudo tratar a
alumnos difíciles, probando diferentes psicofármacos con ellos. Empezó con
dextroanfetamina y luego utilizó el metilfenidato, droga con la que consiguió
su objetivo y que hoy en día prevalece como tratamiento de elección: los niños
enérgicos se transformaban en niños dóciles"
En el año 1968 se incluyó la
"reacción hipercinética de la infancia" en el Manual Diagnóstico y
Estadístico (DSM) y desde entonces forma parte de dicho manual, sólo que ahora
recibe el conocido nombre de Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad
(TDAH).
Pero a donde quiero llegar es
al final, donde escribe:
¿Ha habido un cambio real en la
prevalencia? Si es así, ¿por qué? ¿O por primera vez se está detectando a niños
que habían pasado desapercibidos? Se trata de cuestiones importantes y merecen
una investigación sistemática. ¿Acaso no es el momento de que el NIMH y la FDA
insten a los investigadores, facultativos y epidemiologistas a realizar una
investigación sistemática a gran escala sobre asuntos de gran importancia para
la salud infantil de América?
En dos años, Eisenberg pudo
cambiar de opinión de que existe un grupo de niños que presenta una
constelación de síntomas comunes a los que actualmente se llama TDAH, y que
puede haber un abuso en la aplicación de ese diagnóstico (todo ello bastante
documentado en el artículo de 2007) a pensar que no existe tal trastorno, de
modo que cualquier diagnóstico de TDAH es claramente incorrecto. El caso es que
ya no podemos preguntarle con cual de las dos posturas se siente más cómodo.
El logro de Eisenberg y sus colaboradores
fue conseguir que la gente creyera que el TDAH tiene causas genéticas, que es
una enfermedad con la que se nace. Él mismo dijo, junto con las palabras en que
decía que era una enfermedad inventada, que la idea de que un niño tenga TDAH
(entendemos que la idea de que un niño sea muy movido y sea un alumno
problemático) desde el nacimiento estaba sobrevalorada. Sin embargo, al
conseguir que esto calara en la población y en los padres, el sentimiento de
culpa desaparece, los padres se sienten aliviados porque el niño ha nacido así
y el tratamiento es menos cuestionable. En 1993 se vendieron en las farmacias
alemanas 34 kg de metilfenidato. En el año 2011 se vendieron 1.760 kg.
El conocido psiquiatra, que
llegó a hacerse cargo de la gestión del servicio de psiquiatría en el
prestigioso Hospital General de Massachusetts en Boston, donde fue reconocido
como uno de los más famosos profesionales de la neurología y de la psiquiatría
del mundo, decidió confesar la verdad meses antes de morir afectado de un
cáncer de próstata, añadiendo que lo que debería hacer un psiquiatra infantil
es tratar de determinar las razones psicosociales que pueden producir problemas
de conducta. Ver si hay problemas con los padres, si hay discusiones en la
familia, si los padres están juntos o separados, si hay problemas con la
escuela, si al niño le cuesta adaptarse, por qué le cuesta, etc. A todo esto
añadió que, lógicamente, esto lleva un tiempo, un trabajo y acompañado de un
suspiro concluyó: "prescribir una pastilla contra el TDAH es mucho más
rápido" (a lo que yo añadiría "y mucho más ventajoso para el negocio
de la psiquiatría").
0 comentarios:
Publicar un comentario